sábado, 18 de octubre de 2008

Jol Amoed Sucot

Shemot 33:12-34:26
Haftará Ezequiel 38:18 - 38:23; 39:1 - 39:16

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Comentario
Esta semana celebramos Sucot con el tradicional almuerzo del grupo de Shabat a Mediodía en la Sucá.

Rab. Marcelo Kormis - Lo que nos dice la Torá, una vez en el libro de Shmot y otra en el libro de Devarim, es que durante una semana debemos vivir en la Sucá, y que debemos estar alegres. Y el hecho de vivir en una cabaña endeble, que se la puede llevar el viento, donde nos podemos mojar si llueve, lo debemos hacer justamente ahora, cuando en la tierra de Israel se terminaba el periodo de cosecha, y se tiene los bolsillos llenos. Podría uno sentirse poderoso después de la cosecha, pero la tradición nos dice que justo ahora debemos vivir en un lugar que no es cómodo, que es muy simple, y que aún así debemos ser felices. Con esto la Torá nos está enseñando que tenemos límites, que no podemos codiciar todo lo que queramos, sino que debemos ser humildes. También la Torá dice que debemos estar alegres, y eso lo podemos hacer porque sabemos que tenemos lo que logramos con la cosecha, y debemos ser alegres con lo que hay. Pero agrega además que debemos estar alegres con el extranjero, la viuda y el huérfano, es decir, todos los desposeídos de la sociedad. La alegría de Sucot no es individual, sino que es en comunidad: debemos estar alegres al ayudar a los demás y al compartir con los que tienen menos. Hay quienes toman la Sucá, y el judaísmo, como un refugio frente al mundo. Pero lo que nos dice la tradición es que debemos vivir en la Sucá una semana, no todo el año. No es un refugio, sino que la Sucá nos da herramientas para vivir el judaísmo en el mundo.

Gachi Waingortin - Yo quiero retomar el tema de los límites. Veamos: la vida sabemos que está limitada por la muerte, y en Iamim Noraim hemos revivido la cercanía a la muerte. Podríamos pensar que la vida no tiene sentido, porque se termina con la muerte. ¿Para qué hacer más? Pero en realidad, la vida sí tiene sentido, justamente porque es limitada. Como dice un texto de Sábato, parecemos hormiguitas que caminamos en fila hacia la eternidad. Y los griegos decían que los dioses nos envidian porque somos mortales.

Mauricio Tassara - Eso lo dice Aquiles en la Ilíada: "los dioses nos envidian porque somos mortales".

Gachi Waingortin - Exacto. Porque para los dioses no hay límites. Viven para siempre, llega a ser casi aburrido. El mismo texto de Kohelet que leemos en Sucot nos daría para tener una depresión, porque da la sensación que nada tiene sentido. Pero al final, dice "come tu pan con alegría", y sí tiene una nota positiva. Porque la gracia de la vida está en las cosas pequeñas que sí podemos hacer antes de morir. Y la Sucá nos recuerda todo esto, nos recuerda la fragilidad, la misma Sucá tiene una vida útil limitada.

Evelyn Arias - Respecto de los límites: al trabajar con los adictos, lo que más frecuentemente nos dicen los jóvenes es: "¿por qué mis padres no me pusieron más límites?". Los límites son necesarios y son deseables.

Teo Arias - Yo quería comentar algo respecto de la crisis económica que estamos viviendo. Durante el mes de Elul, la crisis comenzó a aparecer, en Rosh Hashaná llegó a niveles de gravedad y estalló en Yom Kippur. Y la respuesta del judaísmo a todo esto es la Sucá: D's no nos protege desde los bancos, sino en la fragilidad de la Sucá. En este lugar frágil como la vida podemos entender que nuestra fortaleza es D's, y nada más.

Isabel Mardones - Yo quiero volver al tema de la Sucá como refugio. Estaba pensando que la historia del mundo tiene movimientos pendulares, y que eso de volver a la naturaleza es algo que se ha dado más de una vez. El movimiento New Age fue una respuesta al auge de la sociedad tecnológica, lo mismo podría decirse del movimiento hippie, y también se dio en los años 20, cuando surgen los antroposóficos, un movimiento que fue muy fuerte en Alemania sobre todo. La gente lo dejaba todo para irse a trabajar la tierra, y esa vuelta a la tierra es algo que también alimentó la ideología nazi, dicho sea de paso. Es decir que esto de volver a la naturaleza no es nada nuevo. Pero la diferencia está entre lo que dicen estos movimientos y lo que nos enseña el judaísmo. Es lo realmente importante. En Sucot una vez al año celebramos la santidad de lo cotidiano. Esto lo tomé del rabino Irving Greenberg. Él dice que el Éxodo es un evento tan importante, que debe ser celebrado y recordado continuamente. Hacerlo una vez al año en Pésaj es muy poco; por eso está Sucot, que es un espejo exacto de Pésaj. Están separados por 6 meses exactos, ambas fiestas se celebran por 7 u 8 días. El Éxodo es el gran acontecimiento de la salida de Egipto; Sucot es lo que pasa el día después del gran acontecimiento. Es, haciendo el símil con lo que hablamos la semana pasada, como si el Éxodo fuera la lluvia y Sucot fuera el rocío. En Sucot celebramos cada día de los 40 años que los israelitas anduvieron por el desierto, y celebramos todo lo cotidiano que hicieron: recoger el maná, preparar comida, lavar los utensilios, etc.

Rab. Marcelo Kormis - El rabino Greenberg asemeja a Pésaj con la meta (la libertad y la geulá o redención), y a Shavuot con las herramientas para alcanzar la geulá, como es la Torá. Sucot, en cambio, es el camino. Es el día a día que vamos santificando para poder llegar a la redención.

Isabel Mardones - Y el hecho de sentarnos en la Sucá es para recordarnos que aún estamos en camino, como pueblo, hasta que no logremos la redención final y la venida del Mashiaj.

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El texto completo lo pueden encontrar en: Navegando la Biblia II, pinchar en Torah y Haftará.

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