sábado, 3 de mayo de 2008

Kedoshim Shabat Israel

9:1 Y habló el Eterno a Moisés, diciendo: Vayedaber Adonay el-Moshe lemor.
19:2 Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: Seréis santos, porque Yo, el Eterno, vuestro Dios, soy santo. Daber el-kol-adat beney-Yisra'el ve'amarta alehem kedoshim tiheyu ki kadosh ani Adonay Eloheychem.
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Comentario Rab. Marcelo Kormis - Esta parashá, Kedoshim, tiene una particularidad, y es que está dirigida a toda la congregación de Israel. Otra veces vemos que D's le habla a Moshé y Aarón, o a Moshé y Aarón y sus hijos, o a Moshé, Aarón y los ancianos de Israel. Pero en este caso, Moshé habla directamente a toda la congregación de Israel. Y esto es porque todos tenemos el potencial de llegar a ser santos. Si se fijan en el texto, dice "santos seréis", y no "santos fueron" o "santos son". Y esto es crucial para entender el concepto de santidad en el judaísmo, a diferencia de otras religiones. Tenemos lugares santos; por ejemplo, cuando diez personas se reúnen para orar, ese lugar pasa a ser un lugar de santidad. El Templo o el Mishkán también eran lugares santos. El judaísmo además santifica el tiempo, como el shabat o las festividades. Pero no existen personas santas per se. No existe eso de llamar a una persona "Su Santidad". Más bien, se crece en santidad a través del cumplimiento de las mitzvot. La santidad es un potencial en el que avanzamos paso a paso cuando bendecimos a D's en las actividades cotidianas, como comer pan o tomar un vaso de agua. La forma en que hacemos esas cosas nos acercan a D's o nos alejan de Él. Analicemos ahora lo que dicen dos sabios, Rashi y Najmánides, acerca de nuestra parashá, Kedoshim. Para Rashi, la santidad tiene que ver con un comportamiento sexual moral y ético, y eso lo entiende por la proximidad con la parashá anterior. Si revisamos cómo termina la parashá anterior, ahí se mencionan las desnudeces o relaciones prohibidas. En cambio, para el Ramban o Najmánides, Kedoshim abre todo un nuevo capítulo de la Torá, con una serie de normas negativas y positivas que nos permiten acercarnos a la santidad. Pero también advierte que también podemos llegar a convertirnos en "villanos en nombre de la Torá". A qué se refiere con esto: por ejemplo, está permitido comer carne y tomar vino, pero podríamos escudarnos en esto para comer toneladas de carne y tomar litros y litros de vino, y decir que estamos actuando de acuerdo a la Torá. Eso es lo que él llama ser villanos usando la Torá. Por eso agrega otro versículo de Deuteronomio, que dice "harás lo que es correcto y bueno" a los ojos de D's, para poner límites.

Gabriela Clivio - Yo quería comentar lo que dice Martin Buber, quien no separa el mundo entre lo sagrado y lo profano, sino entre lo sagrado y lo que todavía no es santo; es una manera de mirar el mundo entero con un potencial de santidad.

Javier Pizarro - Respecto a lo de ser villanos con el permiso de la Torá, justamente el pecado del hijo rebelde y contumaz es ser glotón y bebedor, y como decía un comentarista, en realidad los pecadores son los padres que no le han puesto límites. Y en cuanto a lo de Buber: Es muy bueno lo que trae Gabriela, porque hay grupos dentro del judaísmo que sí separan entre lo sagrado y lo profano, y colocan un muro rígido entre ambas cosas que no se puede traspasar. Es mucho más valiosa la visión de que no hay un muro, sino la posibilidad de que todo el mundo llegue a ser santo. Otra cosa muy importante es que este mensaje de santidad está dirigido a toda la congregación. En realidad, hay sólo tres veces en la Torá en la que D's le dice a Moshé que hable directamente a los hijos de Israel, a toda la congregación. Una es acá en Kedoshim, en que habla de la santificación de las personas; y antes está en parashá Vaiakel, donde habla de guardar el shabat, que es la santificación del tiempo, y donde se dan las instrucciones para construir el mishkán, que es un lugar de santidad. Es sólo en estos tres momentos, que son cuando se instituye todo aquello que tiene que ver con alcanzar la santidad. A veces consideramos las parashiot sólo en su orden y linealidad, pero no tomamos en cuenta estas conexiones, que nos ayudan a ver el plan de D's con el pueblo de Israel. Rab.

Eduardo Waingortin - Este shabat celebramos Shabat Israel, que es el que media entre Yom Hashoá y Yom Ha'atzmaut. Y al respecto quería recoger la prédica del rabino Marcelo del viernes pasado, cuando hablaba de una hermosa costumbre del séder de Pésaj, que refleja nuestras preguntas existenciales. Decía el rabino Marcelo que en algunas comunidades se acostumbra que cuando se parte el Afikomán, el más chiquito sale de la casa con el trozo de la matzá. Luego toca a la puerta y el más grande le abre y pregunta, "¿Quién eres?", y el niño responde "Israel". "¿De dónde vienes?", "De Egipto". "¿ A dónde vas?", "A la Tierra Prometida". "¿Qué llevas contigo?", "Matzá". Luego el niño entra y se hace la parte del Manishtaná. Y díganme si estas no son preguntas que debiéramos hacernos todos los judíos: Quién eres, de dónde vienes, a dónde vas, y qué llevas contigo en esta vida. En este shabat en especial, que podamos hacernos estas preguntas y mirar hacia atrás con todo el bagaje de la historia de Israel, sus sufrimientos como la Inquisición y la Shoá, pero también poder mirar al futuro y ver el destino del pueblo judío, que es volver a la tierra, y tener el Estado de Israel, junto con la misión de ser luz para las naciones, aportando valores y un salto hacia la condición humana.

Alfredo Raphael - Yo tengo una pregunta: ¿por qué esta parashá dice "ama a tu prójimo como a tí mismo", y luego, prácticamente con las mismas palabras dice que "amarás al extranjero como a tí mismo, porque extranjero fuiste en la tierra de Egipto"?. ¿Por qué esta necesidad de repetirlo dos veces, tan próximo una de otra?

Rab. Eduardo Waingortin - Esa es una muy buena pregunta. Y es porque el corazón humano es así: trata de amar al que le es igual o hermano y que ojalá sean los menos posibles, mientras que tiende a ver todo lo otro como extraño y extranjero, diferente y por eso distante. Sobre todo hoy, en que consideramos familia a muy pocos, con suerte a tus padres y hermanos, si es que te hablas con ellos y no estás peleado por dinero o cosas así... Justamente el judaísmo nos plantea que debemos amar a todos, los de tu familia y también al extranjero, los que son tus iguales y los que no lo son. En realidad la Torá utiliza muy poco el verbo "amar", "veahavta", y aparece sólo tres veces: una en relación al prójimo, otra en relación al extranjero, y la tercera... ¿quién de ustedes sabe?.

Andrés Leeser - En relación a D's, como decimos en el Shemá, "Veahavta et Hashem Eloheka...".

Clara Goluboff de Minzer - También hay una cuarta vez, porque dice que amarás al prójimo como a tí mismo. Sin amor a uno mismo no se puede amar al otro.

Rab. Eduardo Waingortin - En realidad Clarita tiene razón, porque el judaísmo pide autoestima, y sin eso no se podría amar a nadie realmente. Es el principio de Rabi Akiva en Pirkei Avot, quien dice que la vida propia tiene precedencia por sobre la de los demás. En todo caso, la Torá nos está diciendo acá que debemos ver a todos como iguales, tanto a los de tu familia como también al extranjero, y no hacer diferencias.
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El texto completo de la parashá lo pueden encontrar en: Navegando la Biblia II, pinchar en Torah y Haftarot.

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